¿Por qué nadie lo hace habiendo tanto para decir?
¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?
¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?
¿Por qué nos habremos mudado al Mundo de los Porque?
¿Por qué nuestros padres nos alientan a abandonarlo?
¿Por qué digo que nuestros padres hacen eso?
¿Por qué digo que nuestros padres hacen eso?
¿Por qué no recordar, entonces, aquella conversación que todos hemos tenido alguna vez en aquella época que habitábamos el Mundo de los Por Qué?
- ¿Por qué los girasoles se mueven, ma?
- ¿Por qué sale el sol, ma?
- ¿Por qué, ma?
- ¿Por qué tengo que dejar de preguntar "por qué"?
- ¿Por qué te rompo las bolas, ma?
- ¿Por qué sale el sol, ma?
- ¿Por qué, ma?
- ¿Por qué tengo que dejar de preguntar "por qué"?
- ¿Por qué te rompo las bolas, ma?
¿Por qué, después de hacer esa pregunta, no recuerdo más nada?
¿Por qué nos vamos del Mundo de los Por Qué?
Porque llega un momento en la vida que no buscamos conocer las razones, sino darlas.
Porque no buscamos asumir que hay cosas que desconocemos, porque así nos sentimos seguros, porque le tenemos miedo a volver al Mundo de los Por Qué, a menos que sea estando de visita.
Porque si lo abandonamos, es porque queríamos, sino seríamos todos psicólogos.
Porque es así, los consultorios de los psicólogos son como las embajadas del Mundo de los Por Qué y éstos los embajadores.
Porque es así, los consultorios de los psicólogos son como las embajadas del Mundo de los Por Qué y éstos los embajadores.
¿Por qué no visitar más seguido aquel mundo que Da Vinci, Einstein y tantos otros se negaban a abandonar? ¿Por qué no hacer como ellos que nos demostraron que cuanto más tiempo pases en ése, mejor será tu vida en el Mundo de los Porque?
¿Por qué no visitamos más seguido el Mundo de los Por Qué?
Porque tenemos miedo de darnos cuenta que ese mundo es mucho más interesante y nuestro mayor error fue mudarnos.