Como decía, soy un hombre de principios y, sobretodo, en lo que a días respecta. Hoy me levanté y miré por la ventana buscando al sol que se escondió. Me alegré de no tener que salir a buscarlo, hoy no lo necesitaba realmente.
Me levanté y afronté mi reto diario, pasar del piso de madera de mi habitación al mosaico del pasillo, 22 años de lo mismo y no me acostumbro ("¡No andés en patas!" diría mi madre al verme en tal situación). Una vez superado, fui a poner agua a calentar para el mate (así aprovecho el tiempo mientras voy al baño), con el agua ya caliente, agarro el mate, busco la bombilla (que nunca entendí por qué los ponen por separado), agarro el frasco de la yerba y me encuentro con lo peor que te puede pasar un día nublado a las 8 de la mañana: estaba vacío. No les puedo explicar, sólo lo entenderán aquellos desgraciados a los que alguna vez le pasó.
Ese momento, en el que mi reflejo fue mirar el calendario y asegurarme que no sea domingo y musicalizado con un pitido constante que me decía que, encima, se me hirvió el agua, marcó el principio de mi día. Seguido por: demostrar que en esta situación y a esta hora hay un 50% más de probabilidad de equivocarte de pie al ponerte la zapatilla; que si lo único que querés es volver a tu casa, el semáforo va a cambiar cuando pongas un pie en la esquina para que tardes lo más posible; que si todas las cajas del supermercado están vacías nadie va a la rápida (incluso llegaron a hacer cola para no ir a la rápida), se ve que se acostumbraron a que siempre sea la más lenta, pero exageran; y confirmar que es verdad, que si querés volver a tu casa, el semáforo va a retrasarte lo más posible, ¡y dos veces!
Díganme que es domingo, por favor, que ya no sé en qué creer...
Díganme que es domingo, por favor, que ya no sé en qué creer...

Seeee que bajón lo de la yerba jajaja! MUy bueno el blog saludos..
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